Nos encontrábamos
Paul, Zayn y yo sentados en la mesa de la cocina comiendo, bueno Paul más bien
vigilándonos mientras jugaba a la PSP. Cada indicio que tuviéramos para
acercarnos el uno al otro, el enano se interponía y como fueron tantas veces,
mi hermano terminó sentado entre los dos
mirándonos cada dos por tres para ver si nos mandábamos miradas o algo
por el estilo.
-Bueno Paul ¿Qué
tal te fue en el cumple? ¿Lo pasaste bien?- le pregunté para que no nos
invadiese el silencio.
-Bien- me respondió
si quitar su mirada de la pantalla.
Estaba concentrado.
Ese momento en el que estás haciendo algo y aunque te estén hablando cincuenta
personas, no te enteras de nada. A mi hermano le pasaba casi siempre. Estaba
enganchado a las maquinitas y a la tele, todo lo contrario a mí. Yo
prácticamente no veía la tele, ya que la mayoría de las veces no tenía tiempo y
lo de jugar a la play y a la nintendo ya me había dejado de emocionar tiempo
atrás. Pero estaba enganchada a leer y un poco al móvil. Leer me proporcionaba
una satisfacción increíble. Imaginarme historias en mi cabeza y pensar que yo
pudiese ser la protagonista de esa historia era una cosa que me encantaba. Y
con respecto al móvil, no hay mucho de qué hablar, la mayoría de los
adolescentes estamos enganchados a el y sentimos que nos falta algo si no lo
tenemos con nosotros. Nos da felicidad y aunque la mayoría no sepamos el por
qué.
-Me estoy cansando
de estar aquí. ¿Por qué coméis tan lento? Vamos engullir- nos soltó mi hermano
cansado de estar sentado. Sus palabras me hicieron reír. No habían ni pasado
cinco minutos desde que nos sentamos todos aquí.
-Si quieres vete.
Nadie te ha obligado a estar aquí- le dije divertida. Mi hermano se levantó
bufando y se dirigió hacia la puerta de la cocina. Pero antes de pasarla se
giró.
-Os estaré
vigilando, así que no intentéis nada- y con esas palabras se largó para el
salón o dondequiera que fuera.
Miré para el reloj.
Ya eran la siete y media y nosotros estábamos comiendo.
-Hoy dudo mucho que
vaya a cenar. Ya son las siete y media- dije para mí misma mirando el reloj. De
repente, noté una mano en mi muslo. Zayn se había sentado en el sitio que había
ocupado anteriormente mi hermano y que estaba demasiado cerca de mí. Me miró
sonriente y se metió otra cucharada en la boca y comía de una forma sensual y
lenta.
Mis hormonas se
revolucionaron más de la cuenta y no pude evitar tirarme a sus brazos y
lanzarme sobre su boca.
Sus labios eran
suaves, demasiado. Su boca me volvía loca y no hablemos de su lengua. Esa
bendita…
Pero nuestro beso
fue cortado por un grito y no era el de
mi hermano. Me giré lentamente para ver a mi padre y mis otros dos hermanos. Me
giré para Zayn y le miré con pánico. Mi padre y mis hermanos me iban a matar.
No soportaban que un chico se me acercase, entonces que iban a pensar de uno
que me metía la lengua hasta la coronilla.
-Tienes que irte
ya- le dije en forma de aviso. Lo mejor para él era desaparecer antes de que
mis hermanos intenten pasarse de la ralla con Zayn.
Cogiéndole de la
mano le dirigí rápidamente a la puerta trasera para evitar que mi padre y los
otros dos no nos dejasen pasar y con un suave y rápido beso me despedí de él.
-Si no te respondo
al teléfono es que estoy castigada. Lo mejor es que te vayas si no quieres que
mis hermanos te hagan nada. Nos vemos- y sin dejarle hablar le di un pico y
cerré la puerta rápidamente.
Apoyé mi cabeza
contra la puerta. La había cagado. Ya sabía que en un principio no quería nada
con Zayn, pero ahora que estaba empezando a sentir afecto y que me gustaba
mucho, me pasaba esto. ¿Por qué a mí?
-_______ al salón
ahora mismo- oh no. Esas palabras eran las que mi padre siempre les soltaba a
alguno de mis hermanos la cagaba y el salón era como la habitación donde se
condenaba a castigos. Mi padre nunca tuvo que usar esas palabras conmigo antes.
Aguantando mis
emociones me dirigí hacia el salón mirando todo el rato hacia el suelo.
En él se
encontraban todos los hombres de mi familia sentados en el sofá dejándome para
mí el sillón. Sin mirar a ninguno a la cara me senté y esperé a que alguien
rompiese el incomodo silencio.
-¡¿____ qué narices
se te ha pasado por la cabeza?! ¡Tienes quince años! ¡Quince!-mi padre se
levantó del sofá y comenzó a moverse por toda la habitación evitando acercarse
a mí. Lo había decepcionado y lo sabía. No es que me sintiera muy bien en ese
momento.
-No volverás a ver
a ese chico- me dijo de forma pausada- y no tendrás el móvil en un mes. Estás
castigada.
-¡¿Qué?!- pregunté
exaltada- Sam tiene novia desde hace un año y tú no le dices nada y yo solo me
he besado con un chico y ya estas como un loco.
-___ no es lo mismo
y lo sabes-sus palabras me cabrearon
.
-No no lo es. A ver
¿Qué tiene de diferente?- le espeté.
-Tú eres una chica
y te pueden dejar embarazada- eso fue la gota que colmó el vaso.
-¡¿Y?! ¡Él es un
chico y puede dejar embarazada a otra chica!- le grité. No me parecía justo.
-No es lo mismo…
-¡Si que lo es!
Sois todos unos machistas- dejando el móvil en la mano de mi padre de forma
brusca me dirigí corriendo hacia mi habitación. ¿Por qué la gente tiene que ser
tan injusta?
Cerrando la puerta
de un portazo, me dejé caer en la cama para dejar salir todas mis emociones fuera
de mi cuerpo. En la habitación solo se oía mis sollozos. No sabía lo que me
había hecho Zayn, pero que no me dejasen verlo me dolía demasiado. Tenía que
verlo como sea. Por primera vez me dieron ganas de contradecir a mis padres y
hacer lo que yo quisiese por primera vez en mi vida sin importarme lo que ellos
pensaran. Siempre he sido una buena hija, pero había llegado el momento de no
ser tan buena.
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Espero que os haya gustado y mil lo sientos por tardar tanto, pero es que estoy últimamente hasta arriba de examenes. Siento mucho la tardanza y espero que este capítulo pueda recompensarlo.
No estoy muy segura que os guste la novela ya que hay gente que ha votado que no le gusta nada, así que si teneis alguna sugerencia o algo, solo decirmelo y comentarmelo.
Muchas gracias por vuestra paciencia y por todo.
Besitoooos.
Lau.