" Forget the haters cause somebody loves ya "

martes, 17 de febrero de 2015

Be my boy (Zayn)- Capítulo 12



Ya era sábado. Mis manos se encontraban recorriendo todo el armario de arriba abajo mirando entre la ropa de deporte. No era capaz de encontrar alguno de mis malditos leggins. No era capaz de comprender como habían desaparecido, ya que si solo tuviese uno, entendería que estuviese en la lavadora, pero tengo cinco. ¡Cinco!

Exasperada cogí unos shorts vaqueros con un top con la palabra “love” que dejaba al descubierto todo mi estomago. Llevaba dos días sin salir de casa, por culpa de mi padre y ya estaba deseando notar el calor en mi piel y por otra parte ver a Zayn.

Mi padre pensaba que solo iba a ir a baile y después volvía para seguir con mi castigo, pero lo que él no sabía es que el moreno trabajaba en la escuela. Cerrando la puerta del armario, busqué mis deportivas y me las puse de forma rápida ya que quería llegar un poco pronto.

Una vez toda vestida, cogí mi móvil y me dispuse a bajar las escaleras e ir a la cocina a tomar algo para desayunar. En esta se encontraban todos, incluida mi madre que había llegado el día anterior de su viaje de trabajo. 

Mi padre ya se encargó de contarle lo ocurrido el pasado miércoles y sus palabras fueron textualmente: “Bob, cariño, deja un poco de libertad a la niña”. Mi padre se quedó tan patidifuso como yo. Yo me esperaba algo como:”_______ castigada un mes” pero “Bob, cariño, deja un poco de libertad a la niña” no entraba dentro de mis pensamientos. Pero aunque mi madre hubiera dicho esas palabras, mi padre las ignoró y siguió con el castigo tan injusto que me había puesto.

Sin saludar a nadie, me dirigí hacia una bandeja que contiene todo tipo de frutas y cogí la manzana más verde que había. Sin decir ni una sola palabra me dirigí hacia la puerta y con un “Me voy a baile” salí de casa.

Ya en la calle, mi cuerpo se relajó. Cogí el móvil y enchufe los auriculares para dejar que mis oídos se deleitasen con Take me to church de Hozier .

“Take me to church; I’ll worship like a dog at the shrine of your lies…”

Con paso rápido y comiendo la manzana, me dirigí hacia la escuela. Ese día iba a llegar casi media hora antes ya que necesitaba hablar con Zayn. El otro día le había echado literalmente de mi casa sin darle ninguna explicación coherente. 

Cuando me di cuenta de que estaba cada vez más cerca de la escuela comencé a correr. Estaba ansiosa, demasiado la verdad. Decir que necesitaba ver a Zayn, era decir poco.  Una vez delante de la puerta, me tomé unos segundos para tomar aire y abrí la puerta para bajar las escaleras, pero una vez bajadas, lo que me encontré ahí, no es que me hiciese tanta gracia.

Zayn se encontraba demasiado cerca de una chica muy guapa. La típica morena delgadita con pelo largo. Todavía no le había visto la cara pero podía asegurar que era muy guapa por la cara que le estaba poniendo Zayn. Me quedé en el sitio en estado de shock.

A mis ojos le faltaba poco por comenzar a aguarse, sobre todo cuando esta se tiró a los brazos de Zayn dándole un abrazo. ¿Tan rápido se olvidó de mí? ¿Ya consiguió a otra?

Mientras que esos dos se abrazaban como si estuvieran pegados con pegamento, los ojos de Zayn subieron hasta dar con mi mirada triste y enfadada. 

Él rápidamente se separó de la chica para acercarse rápidamente a mí.

-¡_____! ¿Estás bien? ¿Qué pasó el otro día?-dijo de forma rápida mientras se acercaba y teniendo la intención de abrazarme. Estaba a punto de rechazarle, pero algo me llamó la atención. La chica que antes estaba abrazada a Zayn, tenía la misma cara que él, es decir, era clavada a él ¿Serían gemelos?

Zayn al darse cuenta de que mi mirada estaba en la chica misteriosa, me dijo con una sonrisa:

-_______ esta es mi hermana Waliyha, Waliyha esta es mi novia _____.

Con esas palabras una gran sonrisa ocupó mi cara ¿Cómo pude pensar que Zayn estaba con otra?

-Encantada Waliyha - dije acercándome a la hermana de Zayn y dándole dos besos, uno en cada mejilla, en forma de saludo.

-Igualmente, mi hermano habla mucho de ti últimamente por casa- dijo risueña. No pude evitar ponerme roja ¿Qué diría él de mí?

De repente noté unos brazos abrazando mi estomago y como Zayn colocaba su barbilla en mi hombro. 

-Bueno, yo ya tengo que irme- dijo Waliyha mirándonos con una sonrisa- Que tengo que ayudar a mamá en una cosa. Adiós chicos y ______ encantada de conocerte- y con esas palabras nos quedamos solo nosotros dos en la entrada de la escuela de baile.

-Vamos a mi “despacho” o recepción como quieras llamar, y así hablamos más tranquilamente- me susurró Zayn cerca de mi oído. Y comenzó a tirar de mí hasta depositarme en una de las sillas que había frente a la grande mesa que nos separaba de los clientes que podrían venir a informarse y cualquier otra cosa. Zayn se sentó en la silla de al lado y comenzó a mirarme fijamente, muy fijamente.

Lo único que consiguió fue ponerme nerviosa y no era capaz de  seguir su mirada, por lo que mis ojos fueron directamente a mis manos que jugaban entre sí entrelazándose continuamente.

-Entiendo perfectamente que a tus padres no les guste la idea de que salgas conmigo-sus palabras eran suaves y directas. Estaba a punto de interrumpirle para decirle que no solo era por ser él, si no que no querían que saliese con nadie, pero me lo impidió poniendo un dedo sobre mis labios- No me interrumpas. Pero a mí que ellos piensen eso me da igual ya que yo seguiré estando contigo y solo me alejaré de ti si tú me lo pides. Aunque tengamos que estar a escondidas, pero desde la primera vez que te he visto, no he podido olvidarme de esos ojos marrones tan bonitos. Así que no me vengas a decir que no quieres volver a verme por culpa de tus padres.- sus palabras hicieron que dejase salir todo el aire que mis pulmones contenían. Me habían encantado sus palabras y estaba segura que mi cara podría demostrarlo.

-No venía a decirte eso- dije con una sonrisa mientras me sentaba en su regazo y le daba un abrazo- Venía solo a pedirte disculpas por cómo te traté el otro día. No pensaba alejarme- sus manos me separaron de su torso y estas se dirigieron hacia mis mejillas para atraer mi boca hacia la suya, para darme lo que últimamentese estaba convirtiendo en mi cosa favorita.

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Espero que os haya gustado. Ya sé que he tardado mucho en subir capítulo, pero es que el tiempo últimamente no va a mi favor y no tengo suficiente para escribir. 
Mil lo sientos y muchísimas gracias a todos los que leeis mi blog. Espero que os guste lo que escribo y que si tenéis alguna queja o consejo, no dudeis en dejar comentarios. 
Besitooos 

 

sábado, 7 de febrero de 2015

Imagina de Cameron





Un día que podrías considerar, normal, repetitivo y aburrido, podría llegar a convertirse en un día inesperado lleno de sorpresas que recordarás toda tu vida. Una sola cosa puede hacer que un día cambie por completo.


Soy _____ Hart y un día de vacaciones normal y corriente……….


"Maldiciendo por lo alto revolvía mi maleta de arriba abajo, rebuscando en todos los espacios posibles intentando encontrar mi nuevo bañador azul. Llevaba un día en California y hasta el momento, nada me había salido como había planeado meses atrás.


Para una chica de Bradford, como yo, ir a la playa era una novedad, sobre todo si nunca me había movido de la ciudad donde había nacido. A mis 18 años, podría considerar estar hasta las narices del maldito frio que hacía casi todo el año en Inglaterra y no me importó rogarles a mis padres para que me dejasen venir al viaje de fin de curso que había preparado mis amigas, con tal de saborear un poco el buen tiempo.


Todo iba bien hasta que el día anterior Leah, una de mis amigas, nos anunció al resto de que no vendría con nosotras por haberse roto el tobillo el día anterior mientras jugaba al jockey. Eso fue el detonante para que un montón de cosas no muy agradables pasasen en el corto periodo de dos días.


Primero, casi me olvido el pasaporte en casa, haciendo que mi padre condujera como un loco para traérmelo justo antes de que el avión despegase. Segundo, al solo ser tres las que viajábamos, ya que en un principio éramos cuatro, me tocó sentarme al lado de un niño de once años, que no dejaba de mirarme las tetas y hablarme de bobadas, haciendo caso omiso de mi cara de pocos amigos.  Tercero, el viaje se me hizo más largo de lo que esperaba y cuando me fui a levantar, me tropecé cayendo sobre el niño, cuyas suyas palabras fueron “Ya sabía yo que te encantaba”. ¡En serio, ese niño estaba demasiado desesperado para tener solo once años! Cuarto, cuando llegamos al hotel, nos avisaron que no encontraban nuestra reserva y que tendríamos que esperar hasta que encontrasen alguna habitación para dejarnos. Al final, arreglaron el problema y nos dieron una llave a cada una de cada habitación. Quinto, las maletas pesaban horrores y en ese momento los ascensores estaban en reparación haciendo que subiéramos por las escaleras hasta el piso 10. ¡El 10!


Solo recuerdo que cuando llegué a la habitación estaba tan reventada que me eché en la cama y no salí de allí para cenar o cualquier cosa. Livy e Iris, las amigas con las que vine, me vinieron a buscar para ir a cenar, pero lo único que recibieron, fueron unos gruñidos de mi parte que les decía lo cansada que estaba.


Solo pensar en todos estos factores, me hicieron darme cuenta de que la suerte, no estaba de mi parte en este viaje. Tantos meses haciéndome una película en mi cabeza de lo perfectas que iban a ser esas vacaciones, para que dos días malos, me bajasen al mundo real y me hiciesen esperar lo peor.


Mi maleta, por muchas vueltas que le diera, no podía hacer aparecer el único bañador que tenía y que seguro había dejado en el cajón del armario de mi habitación. Cuando, salí de casa en el coche sabía que me faltaba algo, tenía esa sensación, que no se puede explicar, pero que todos sentimos alguna vez. Cuando mi padre puso en mis manos el pasaporte, la sensación seguía ahí, pero la deje pasar, pensando que mis sentidos tenían efecto retardado, pero me confundí.


En ese momento, mi ropa se encontraba toda revuelta y mi moral por los suelos. Sin pensármelo dos veces, fui a la habitación de Livy para pedirle que me dejase uno de sus muchos bañadores o bikinis. A los pocos segundos de que mi mano aporreara la dicha puerta, mi amiga abrió esta toda sonriente, vestida tan solo con un bikini que poco más y se vería más de lo debido. Su mirada se dirigió a mis ojos inquietos y con una inclinación de cabeza me indicó que me adentrase en la habitación.


-¿Qué te has olvidado ya?-su pregunta no me extraño nada, ya que suelo ser la más olvidadiza de las tres. Siempre me tenía que pasar algo a mí.


-El bañador- le dije con mirada de cachorrito, para que su alma se ablandara aunque sea un poquito y que me dejara uno de los suyos. Livy, se podría decir que era una apasionada por la moda. Siempre se pasaba hablando de cosas sobre desfiles y nuevas temporadas que el resto, no sabíamos que decir al respecto. Y su gran obsesión por esta, la hacía bastante posesiva con sus prendas y nunca se las prestaba a nadie.


-Vale- su respuesta me dejó atónita.


-¿En serio?-le pregunté lentamente, esperando a que retirase lo dicho o que tan solo la haya escuchado mal.


-Sí, estamos en California y tú no tienes un maldito bikini- me dijo en reprimenda- Si no te presto uno, perderemos tiempo yendo a comprarte uno. Y hay que aprovechar estas vacaciones al máximo- mientras hablaba movía las manos de forma exagerada y comenzaba a revolver entre sus cosas buscando algo. No le respondí nada ante sus palabras, sabía que era mejor no reprocharla y así no tendría que gastar dinero de más.

Livy tardó más de diez minutos en encontrar un bikini que me sentará bien, ya que si uno, no iba con mi color de piel, otro no iba con mis ojos… bobadas. 


Al final, me terminó dejando un bikini, que para mi desgracia era demasiado pequeño, de color negro que se ajustaba a mi piel blanca. Me sentía incomoda, ya que nunca me había sentido tan expuesta.


-Livy, creo que este no me queda bien, se me van a salir las tetas en cualquier momento y la parte de abajo enseña mucho- le dije cruzándome de brazos y haciendo un puchero- ¿no tienes ningún bañador que tape bastante?


-No y te vas a quedar con ese, porque te queda “divino de la muerte”- sus últimas palabras las hizo poniendo voz de pija  exagerada.


-No, no me queda “divino de la muerte” como dices tú. Me ven mis padres así vestida y me mandan de vuelta a Bradford.


-Pero tus padres no están aquí- me dijo de forma pícara y dándome un azote me dijo- vamos, vete a ponerte algo encima de esto y prepara la mochila para la playa.


Y con esas palabras, me dio la ropa que llevaba antes puesta y me cerró la puerta en las narices. Allí estaba yo, en bikini en medio de un pasillo de un hotel. Dándome prisa, para que ningunos ojos me llegasen a ver, corrí hasta mi habitación, pero por desgracia la tarjeta se me cayó de las manos, debido a mi nerviosismo y anticipación, haciendo que perdiera más tiempo. Cuando, una vez recogidas las llaves, me encontraba a punto de entrar, un par de chicos aparecieron en el pasillo, que cuando fijaron la mirada en mí, comenzaron a gritar cosas en otro idioma. Más nerviosa de lo que estaba, introduje la tarjeta con nerviosismo,  y corrí hacia el interior de la habitación.


Nunca me había gustado llamar la atención. Si hubiera sido Livy la que estuviera en mi lugar se pondría a hablar con esos chicos aunque no entendiese nada, pero yo no era así.


Rápidamente me coloqué unos shorts blancos, junto a una blusa con estampado de flores y unas chanclas de color azul cielo.


Una vez vestida y preparada, cogí mi teléfono, que al desbloquearlo me dejó a la vista la imagen de Cameron Dallas. Un día normal, hace un año, que me encontraba en vine, fue ver uno suyo y me enamoré completamente. Desde ese momento, no dejaba de ver sus videos en youtube, sus vines, las fotos que subía al instagram, Expelled… todo. Me encantaban los magcon boys, pero Cameron era mi debilidad y en mi mente estaba convencida de que sería mi futuro marido. Mi habitación, se encontraba con varios posters de él. Mucha gente pensaba que estaba obsesionada, pero no, para mí era mi ídolo y a quien no le gustase que se aguantara.


El móvil me indicó que eran las doce y media de la mañana y que ya tendría que estar abajo en la entrada del hotel.


Rápidamente cogí mi mochila y con paso apresurado, me dirigí hacía el ascensor que ese día ya estaba disponible.


Cuando llegué a la entrada me encontré con mis dos amigas esperándome cansadas. La puntualidad nunca había sido mi fuerte y tendía siempre a llegar tarde a todos los sitios. Creo que lo heredé de mi madre, ya que siempre llegaba muy tarde, podía llegar a ser exasperante.


-Llegas…


-Tarde. Lo sé, no me lo restriegues- le dije a Iris con impaciencia- ¿Nos vamos ya o qué?


Me miraron como si no tuviese remedio y cogiéndome cada una de un brazo comenzamos a caminar por las calles llenas de California. El calor se sentía demasiado bien en mi piel y deseaba que hiciese ese tiempo en Inglaterra. Nuestro destino ese día era la playa, pero antes queríamos pasar por una especie de camino con tiendecitas turísticas para comprar todos los regalos, para la familia y amigos, el primer día y así nos lo quitaríamos de encima.


En la primera tienda, compramos una camiseta que ponía “I love California” para Leah, ya que queríamos que al menos tuviera un recuerdo de las vacaciones a las que no pudo ir.


En el resto de tiendas y tendederos, compramos pulseras, detallitos… un poco de todo, para que la gente que queríamos estuvieran contentos cada uno con su detallito.


Nos encontrábamos saliendo de la tienda cuando algo, mejor dicho alguien, me llamó la atención. No sabía si estaba soñando, alucinando o si era verdad lo que mis ojos estaban viendo. Cameron se encontraba allí. En medio de la calle acompañado con Bryant, que llevaba su cámara colgando de su cuello.


Los gritos de mis amigas llamándome, ya que no me movía nada, tan solo miraba con la boca abierta y mis ojos bien abiertos, llamaron la atención de esos dos chicos. Una gran emoción comenzó a crecer dentro de mí, haciendo que lágrimas saliesen de mis ojos y comenzase a sollozar. No me lo podía creer. Cameron estaba allí delante de mí y mirándome.


Cameron se acercó a mí y me abrazó fuertemente.  Yo lloraba de felicidad ante tal situación.


-Cameron…- dije haciendo que se separase de mí- ¿Puedo hacerme una foto contigo?


-Claro-me respondió con una gran sonrisa. Bryant ven- le llamó- haznos una foto.


Yo tan solo le agarré por la cintura y sonreía a la cámara todavía con resto de mis lágrimas en mis mejillas.  Iris aprovechó para hacernos una serie de fotos con su propia cámara.


Con una sonrisa enorme en mi cara le agradecí a Cameron por todo y le repetí como diez veces le quería a lo que él respondió que me quería él a mi más. Después de eso cada uno nos fuimos por nuestra cuenta, sin saber si nos veríamos otra vez, pero estaba segura de que ese había sido el mejor día de mi vida y que siempre iba a recordarlo por el resto de mis días" 
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Aquí os dejo un imagina de mi querido Cam. Espero que os haya gustado.
Besitooos.

*Aviso para los inmaduros de mi curso: Si no os gusta lo que escribo no entreis en este blog. A ver si madurais un poco. Que dejando comentarios como " No me extraña que no haya cometarios... se que te duele, mi puto barrio, tu PUTA MIERDA", "Laura, yo no te juzgo pero esto es un puto truño de perro, si te dedicaras a estudiar te iria mejor en la vida, besitos :*" o "Este blog da más sida que el Harry Styles" encima como anonimos, lo único que muestra es lo falsos y rastreros que sois. A mí sinceramente no me importa, ya que los comentarios los he borrado, pero si no teneís la personalidad suficiente para dejar que la gente que sí la tenga se pueda expresar libremente, es que teneis un serio problema. Con cariño, Laura. 

domingo, 1 de febrero de 2015

Stockholm syndrome (Harry)

"Baby look what you’ve done to me
Baby look what you’ve done now
Baby I’ll never leave you if you keep holding me this way" 


 Me encontraba sola. En esa solitaria habitación oscura que tanto odiaba. Llevaba en ese lugar, varios días, semanas, meses… No estaba segura. Allí había perdido la cuenta, tiempo atrás, del día en el que nos encontrábamos.  No sabía si era lunes o jueves. No sabía nada de mi familia. Nada de nada. 


Todo había ocurrido un viernes. Yo salía del instituto para dirigirme a mi casa, pero en el recorrido a esta, algo me hizo perder el conocimiento y cuando pude despertar, me encontraba en esa incomunicada habitación. La única ventana que esta poseía, se encontraba tapada por trozos de madera clavados desde el exterior. La puerta estaba cerrada, ya que más de mil veces, todos los días, intentaba abrirla sin ningún resultado.


Y después estaba él. Ese chico que poseía unos ojos enigmáticos. Unos ojos del color esmeralda que te atrapaban intensamente. Su pelo rizado caía por su cara debido a su largura. Sus brazos llenos de tatuajes, me abrazaban cuando él deseaba. Él se llamaba Harry y él fue quien me había secuestrado ese viernes frío de Diciembre.
  

Un ruido, me llevó completamente a la realidad. Seguro que era Harry. Siempre venía a visitarme un par de veces y después me dejaba completamente sola en esta deprimente habitación.


Harry entró por la puerta, con una gran sonrisa en su rostro. Tras pasar la puerta, la cerró con seguro para impedir que yo intentase escapar y se acercó lentamente hacia la cama. Yo no pude evitar echarme hacia atrás, pegando mi espalda a la cabecera de la pequeña cama.


-Hola mi niña- me dijo cuando se sentó junto a mi lado y me acariciaba la mejilla. Yo intentaba separarme de él, pero siempre me lo impedía.- ¿Sabes qué día es hoy?- me preguntó mientras acercaba su cara a la mía. Yo simplemente negué mirando hacia mis manos.  Era capaz de reconocer que Harry me daba un poco de miedo, pero lo que más me asustaba, era que me estaba acostumbrando a él, a sus abrazos y a sus besos. Y lo peor de todo es que me estaba comenzando a gustar todo su cariño. Cuando esos pensamientos comenzaron a aparecer en mi mente, me limité a pensar que solo estaba delirando, pero no podía de dejar de pensar en él, en como movía sus labios al hablar, en los hoyuelos que aparecían en sus mejillas cuando sonreía, en cómo se revolvía el pelo cuando estaba nervioso… ¡En todo!- Hoy es mi cumpleaños- me dijo en tono alegre.


-Felicidades- le dije levantando la mirada hacia sus ojos y en un tono demasiado bajo.  Él se sorprendió tanto como yo por mis palabras. Nunca había mencionado nada delante de él desde que me secuestró y parecía bastante contento ante mis palabras.


-Gracias mi niña- me dijo mientras me abrazaba contra su pecho haciendo que por mi nariz ascendiese el olor de su fragancia. Harry olía entre una mezcla de menta y jabón de coco. Era una  mezcla extraña, pero que raramente me encantaba. ¡¿Por qué no pudo secuestrarme un barrigón, feo y poco atractivo?! No quería cogerle cariño, no. Pero en el fondo sabía que sentía algo por él- ¿Quieres comer helado?- su pregunta me extrañó. Nunca me había preguntado nada, siempre era lo que él quería. Yo solamente asentí- _____ dímelo con palabras. Me encanta tu voz. Vamos. Por favor.


-Sí- dije solamente. Aunque no era la respuesta que él quería, me sonrío y me agarró de la mano, para después levantarme de la cama y comenzar a dirigirnos hasta la puerta.


Su mano apretaba la mía de forma cariñosa. ¿Cómo había llegado a esto? Se supone que tendría que estar luchando contra su toque y no dejar que se acercara a mí, en vez de dejarle hacer todo lo que a él le antojase. Con Harry me sentía protegida, lo que es irónico ya que él fue capaz de secuestrarme.


Cuando llegamos a la única puerta que he visto en mucho tiempo, Harry la abrió con una llave que luego guardó en sus vaqueros oscuros y ajustados que abrazaban sus envidiables piernas.


Agarrando mi mano con fuerza me hizo dar un paso hacia una especie de pasillo completamente iluminado por la luz que las ventanas dejaban pasar. Mis ojos al no estar acostumbrados a la luz, después de tanto tiempo a oscuras, provocó que me fuera hacia atrás, para evitar el escozor que notaba en mis ojos. Harry al verme me agarró, evitando que me metiese de nuevo en la habitación. Sin decir palabra me cogió en brazos y me llevó hacia una especie de cocina muy bonita. Harry me dejó en una silla y se acercó hacia el congelador para sacar helado de vainilla.


Mis ojos lentamente se acostumbraron a la luz y podía apreciar por la ventana que estábamos en una casa, ya que al lado de esta había un campo verde muy bonito. Era imposible que pudiera escapar, ya que al no haber gente viviendo alrededor, Harry me encontraría antes de que hubiese recorrido diez metros.


Mis ojos fueron directos hacia el rizado, para ver lo que estaba haciendo. En sus manos tenía una tarrina grande de helado y dos cucharillas. Se acercó rápidamente hacia la silla que se encontraba más próxima a mí y se sentó dejando ante nosotros el apetecible postre. Mirándome a los ojos me ofreció la cucharilla, que yo acepté, y destapo el helado dejándome el honor de estrenarlo. Sin ninguna pizca de vergüenza metí la cuchara y saqué un enorme trozo de helado que fue directo a mi boca. Harry se quedó mirando fijamente hacia mi boca. Como relamía la cuchara. Cuando estuve a punto de coger otra porción que iría directa a mi estomago, los labios de Harry se interpusieron y chocaron fuertemente con los míos. Al principió me quede parada, debido al shock del momento, pero no pude evitar mover mis labios a la par de los suyos. Sin separar nuestras bocas, Harry me cogió y me colocó sobre su regazo.


Sin previo aviso, metió su lengua para rozar la mía desesperadamente. A mí en ese momento me dio igual que el fuese mi secuestrador. Estaba encantada de la vida. Harry me hacía sentir bien, lo que no debería pasar nunca y que me carcomería el resto de mi vida. Pero que culpa tenía yo de que me gustase mi secuestrador.


Nos separamos cuando ya no quedaba aire en nuestros pulmones y Harry colocó su frente contra la mía. En su mirada se podía divisar devoción y admiración. ¿Eso era lo que sentía por mí? Yo necesitaba respuestas desde que me encontraba en aquel lugar, pero que nunca fui lo demasiado valiente para dejarlas salir. Tenía miedo de que si hablaba, Harry me podría hacer daño. Pero con el paso de los días Harry, me ha ido demostrando que nunca sería capaz de hacerme ni una pizca de daño, lo que me confundía más. Si el solo quería algo conmigo  ¿Por qué me secuestro? Cuando lo conocí  un mes antes del secuestro, me parecio una persona agradable y que me atraía. Todo tipo de preguntas aparecían a todas horas por mi mente. Y no podía evitarlas, sino que me pasaba bastante tiempo intentando buscar respuestas, que nunca encontraba.


-Harry ¿te puedo hacer una pregunta?- le pregunté sin separarme de él.


-Claro, mi niña- me respondió mientras me acariciaba mi mejilla con posesión. Eso era lo que me daba miedo de Harry. Había veces que me miraba como si estuviese loco.


-¿Por…- no sabía cómo preguntárselo para que no se alterara- ¿Por qué me secuestraste?


Su expresión cambió radicalmente de felicidad a tensión. Sus ojos dejaron de mirarme para mirar a cualquier cosa que tuviéramos alrededor. No sabía que pensar sobre ese tipo de reacción.


-Lo hago por tu bien.


-¡¿Por mi bien?!- le pregunté exaltada. De que iba.- ¡¿Tú estás bien de la cabeza?! ¡¿Por mi bien?! ¡Yo estaba bien con mi familia y amigos! No contigo.


Mis últimas palabras fueron frías y punzantes. En el fondo sabía que estas últimas palabras, no eran ciertas. Yo a él le quería y no sabía el porqué.


-¿Eso es lo qué piensas?- me preguntó de forma más fría todavía- Tú una zorra mentirosa ¿Enserio crees que alguno de ellos te quería? Nadie te quiere. Nadie.


Sus palabras me llegaron al pecho como flechas directas a mi corazón que empezaba a desangrarse. ¿Cómo podía decirme eso? Yo a él no le había hecho nada, para que un día llegase y cambiara todos mis planes.


Con lágrimas en los ojos me levanté de forma rápida y comencé a correr en busca de una puerta que diese al exterior. Mis piernas no paraban aunque mis oídos escuchasen la voz de Harry llamándome. Mis ojos divisaron una grande puerta. Mis manos intentaron abrirla desesperadamente, para que a los pocos segundos se abriese con un solo empujón. Detrás de esa puerta había un grande prado que llevaba al bosque. Mis piernas no pararon de correr aunque mis pies se estuvieran machacando con la tierra y trozos de ramas y flores.


Pero mi recorrido no duró más, ya que me tropecé con algo y caí de bruces al suelo. Las piernas me dolían y mi tobillo se había torcido y me impedía poder levantarme.


Quería escapar de allí, ya que lo que antes era una escusa para retenerme se había esfumado. Harry no me quería, estaba obsesionado, solo eso. Antes, la idea de escapar  se hacía más pequeña cuando mi corazón comenzó a latir por él, pero ahora, sabiendo que él nunca me había correspondido, quería desaparecer y no volver a verlo.


Mis rodillas escocían, al igual que mi mejilla derecha. El tobillo me dolía horrores y no podía con mi alma. Lo único que se veía era prado y prado. Nada más. Encima,  hacía un frío que pelaba y yo solamente llevaba una camiseta de tirantes junto unos vaqueros. Nada más, así que para mí era un alivio saber que moriría de frío y no tendría que aguantar más en esta mierda de vida.


Pero mis deseos se vieron interrumpidos, al ser alzada en el aire y cogida como un  bebe. Harry me miraba preocupado y con los ojos llorosos.


-No quería decirte todas esas mentiras. No quería hacerte sentir mal por mi culpa. Lo siento mucho mi vida- me dijo esas palabras mientras me acariciaba el pelo y se dirigía de nuevo hasta la grande casa, conmigo en brazos.


Dentro ya del salón, me colocó en el sillón, con mucho cuidado y se dirigió a por el botiquín. Con cuidado curó cada una de mis heridas y me vendó el tobillo con mucha delicadeza ya que yo no paraba de llorar y quejarme cuando me lo tocaba. No le había dirigido la palabra ni una sola vez. Si pensaba que me había creído sus mentiras iba bueno.


-_____. Te secuestré, porqué mi padre, quería traficar contigo, para que fueses la puta de algún ricachón  y él nunca acepta un no por respuesta. Yo siempre le acompañaba para buscar chicas con potencial para el tráfico, aunque no estuviese de acuerdo y era el encargado de que ellas me viesen como un amigo y coger confianza, pero cuando puse los ojos en ti y te conocí sabía que no podía permitir que te llevara con él. En esos días que hablé contigo, antes del secuestro, te había cogido mucho cariño. Sabía que eras demasiado inocente para ese tipo de trabajo y no podía soportar que otros hombres te tocasen.


-¿Alguna mentira más?- le pregunté con ironía, ya que no me creía ni una sola palabra de las que salieron por su boca.


-Es la pura verdad _____- me dijo en un tono serio, que aunque lo conociera poco, me indicó que él estaba diciendo la verdad.


-¿Enserio existe ese tipo de personas?- le pregunté con cada uno de mis músculos en tensión.


-Lamentablemente si- me dijo con tristeza.


-Y ¿Tú padre no sabe dónde estás? ¿No sabe que me tienes contigo?- le pregunté extrañada ya que nunca había escuchado otra voz que no fuese la de Harry dentro de esta casa.


-_____ estamos en Noruega- ¿Noruega? Espera... ¿Qué?


-¿Qué?-le pregunté exaltada.

                  

                                               *3 años después*


Me encontraba echada en la cama junto a Harry. Él me acariciaba lentamente mi abultado vientre mientras le cantaba al bebé que tendríamos dentro de unos meses.


Al final, hace tres años, detuvieron al padre de Harry y nosotros volvimos a Londres donde después de haber estado en un lugar desconocido en cuatro meses, volví junto a mi familia, sin decir quién me tenía secuestrada ni porqué. La policía después de perder toda esperanza de que yo confesase, cerraron el caso y no volvieron a aparecer. En el mes que pasamos más en Noruega, ya que cuando fue el cumpleaños de Harry, solo habían pasado dos meses. Harry se portó genial conmigo y nunca se separaba de mí. Por lo que  empezamos una relación y ahora nos encontrábamos viviendo juntos y con un mini Harry metido dentro de mi barriga, deseando salir al exterior.


-Harry- le llamé haciendo que levantase sus penetrantes ojos hacia los míos- Gracias por secuestrarme.

-Te amo, mi niña- me dijo acercandose a mis labios. 

-Yo más a ti- y con esas palabras nos fundimos en un beso del que nunca estariamos cansados de repetirlo.

                           


                                                                                          FIN
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 Espero que os haya gustado, aunque a mí no me termina de convencer en el fondo. 
Besitoooos

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HAPPY BIRTHDAY HAROLD!!!!
I LOVE YOU TO INFINITY AND BEYOND







                                                          


Carrot
Carrot
Carrot