Este imagina tiene contenido sexual, por lo que si eres menor o sensible a este tipo de cosas NO LO LEAS!
Espero que os guste. Este es un imagina que subí hace tiempo pero que tuve que borrar por motivos personales.
Mi cabeza daba vueltas y estaba notando unas
leves arcadas. Estaba en clase de filosofía y me daba cosa preguntarle al
profesor para ir al baño, ya que el resto de compañeros pensarían que tenía la
regla. Que para mí la regla es una cosa de lo más normal, pero que en ese
momento no tenía y tampoco tenía las suficientes ganas de aguantar a un par de
imbéciles con escasez de neuronas que reaccionan ante ese tema como los niños
de primaria cuando les dices pito o tetas. Unos completos inmaduros.
Quedaban tan solo unos escasos minutos y
sería libre para correr directa a los baños para evitar una gran masacre de
vómito esparcido por el suelo o cualquier otro sitio que no sea un retrete. El
segundero del reloj se movía demasiado lento para mi gusto y el desayuno que
había engullido con tantas ganas esta mañana no tardaría mucho en salir al
exterior en forma de puré o potaje, como prefiráis llamarlo.
Tan solo quedaba un minuto y mi mano apretaba
fuertemente mi boca para evitar que nada saliese de ella. Mi mirada solo estaba
fija en el reloj de la clase, no atendía a nada más. Tan solo quedaban unos
segundos y “Riiing”. Sonó el timbre, me levanté rápidamente y salí corriendo hacia el pasillo. La gente
me miraba raro. No me extrañaba, solo pensar en una chica corriendo por los
pasillos con la boca tapada no es muy buena señal.
El baño se encontraba a tan solo unos pasos y
dudaba poder llegar a tiempo. Estaba a
punto de entrar pero alguien se interpuso en mi camino. Era Louis, mi novio. Le
miré desesperada, intentando entrar al baño.
-_____ ¿Qué te pasa?- me preguntó preocupado.
No pude responderle por miedo a que todo
saliera para fuera. Le agarré del brazo, lo moví con todas mis fuerzas y entre
corriendo al baño para meterme en un cubículo sin cerrar su puerta y echar todo
lo que había desayunado ese día por la mañana. Noté como unas manos sujetaban
mi pelo, impidiendo que este se manchara.
Mi mirada estaba fija en el vómito, pensando
lo que lo habría provocado. Mi pensamiento se fue a la comida del día anterior
que me había dejado más que llena para no cenar. Es lo que siempre me pasa
cuando comía fuera de casa. La comida nunca me sentaba del todo bien.
La persona que se encontraba detrás de mí
tiró de la cadena y me levantó para darme un abrazo. Era Louis. Llevábamos
siendo novios desde hacía ya casi dos años. Me parecía sorprendente, ya que
antes de que saliéramos él era el típico mujeriego que iba de flor en flor. Yo
soy su primera relación seria y soy feliz con él debido a que lo quiero
demasiado.
Louis era un chico castaño con unos ojos
azules preciosos que cada vez que los miraba me recordaban a l mismísimo cielo.
Para mí era como un ángel, mi ángel. Él y yo siempre habíamos sido amigos desde
pequeños y yo siempre estuve para él. No podía negar que lo había pasado mal
cuando lo veía con todas esas chicas, pero cuando me declaró su amor hacia mí,
fue el mejor día de mi vida. Él fue mi primero (y único) en muchas cosas. Fue
mi primer beso (cuando teníamos cinco años (ya os lo contaré algún día)), mi
primer novio, fue quien me llevó a mi primer concierto, con él fui por primera
vez a la playa, con el primero que tuve sexo….
Louis me abrazó y se acercó para besar mis
labios, a lo que yo me separé rápidamente. No pensaba darle un beso después de
haber vomitado. No sería muy agradable para él.
-Louis no me beses ahora. Mi boca debe saber
asquerosa ahora mismo- le dije mientras me dirigía al lavabo para lavarme un
poco la boca y arreglarme el pelo alborotado.
Mis manos abrieron el grifo y mis dedos
notaron la fría agua cayendo alrededor de ellos, envolviéndolos. Me miré en el
espejo mirando a esos ojos azules que me acechaban. Louis se acercó hasta
colocar cada mano alrededor de mí y darme un fuerte abrazo.
-¿Te encuentras mejor?- me preguntó mientras
depositaba un suave beso en mi cuello, lo que provocó que mi piel se erizara.
-Sí- le sonreí al reflejo que este dejaba en
el espejo. Era demasiado hermoso y nunca me cansaba de mirarle. Era perfecto
para mí.
-____, _____, _____, mi querida ______- me
susurró en el oído- Como hoy es viernes y ya terminamos las clases ¿Quieres
quedarte a dormir hoy en mi casa?
-Louis, Louis, Louis, mi querido Louis - le
dije mientras me giraba para mirarle de frente- Sabes que a mi madre no le hace
ninguna gracia que vaya a tu casa a dormir.
-No entiendo el porqué la verdad- dijo
mientras se rascaba la nuca y ponía cara de inocente. Él sabía perfectamente
porque mi madre no quería.
-¿Ah no? Y cuando fui una vez a tu casa y
estábamos haciendo lo que tú y yo sabemos- le dije acercándome a él- ella me
llamó, yo le respondí y tú gritaste “Srta. Lera ahora su hija está ocupada teniendo sexo con
su novio”
-¿Qué? ¿Yo dije eso? No me acuerdo la
verdad…- me respondió haciéndose el desentendido. Yo solamente negué con la
cabeza. Louis era como un niño pequeño.
-Bueno yo lo intento, pero como no me deje,
tú te quedas sin regalito- le dije mientras pasaba mi mano por su entrepierna
apretando a su querido amiguito. De repente, Louis me dio la vuelta y me
estampó contra la pared lo que provocó que yo diera un grito de sorpresa.
Sin esperar un segundo acercó su boca a la
mía y me devoró los labios, mordiéndolos, acariciándolos con su lengua. Al
principio me sorprendió un poco pero no tarde mucho en seguirle el ritmo. Sin previo aviso introdujo su lengua en mi
boca para comenzar una pelea entre ellas. No sabía el porqué pero tenía unas
ganas tremendas de notarlo dentro de mí.
Me separé de él para quitar su camiseta.
Quería notar esos músculos bajo mis manos. Louis tenía un cuerpazo que daba
gusto verlo. Y un culo… Una vez quitada la camiseta y tirada al suelo intenté
acercarme otra vez a sus labios pero él me lo impidió para quitarme la camisa
que llevaba puesta. En ese momento me maldecía por no haberme puesto un vestido
que era más fácil de quitar. Hoy llevaba un sujetador negro que resaltaba mis
pechos que poco tiempo después se encontró junto a nuestras camisetas en el
suelo.
Louis se quedó mirando mis pechos. Que me
mirase de esa manera todavía me daba vergüenza. No pude evitar ponerme roja, lo
que hizo que él sonriese con ternura.
-Eres preciosa- me dijo mientras me
acariciaba la mejilla- y ellas son preciosas también – dijo mientras apretujaba
mis tetas con sus dos grandes manos- No tienes por qué avergonzarte- y dicho
esto acerco sus labios a los míos para que se juntaran en un beso salvaje.
Se separó de mis labios para dar un recorrido
desde mi cuello hasta mis senos con su boca. Los besos en el cuello era una de
mis cosas preferidas, notaba sus preciosos labios en mi piel sensible que no
podía evitar erizarse. No podía dejar de gemir. En ese momento me di cuenta de
que seguíamos en el baño del instituto. ¿Y si alguien nos veía? Bueno la verdad
es que lo más seguro es que solo quedasen las señoras de la limpieza, los de
mantenimiento y algún que otro profesor.
Todos estos pensamientos se borraron de mi
mente al sentir un mordisco en uno de mis pezones. Louis comenzó a lamer mi
pezón derecho mientras que una de sus manos se encargaba del otro masajeándolo.
Apoye mi cabeza contra la fría pared
mientras me concentraba en que no se me oyese.
-Louis- gemí su nombre con fuerza cuando
mordió de nuevo mi pezón- Por favor- le supliqué.
-¿Por favor qué princesa?- me preguntó
mientras masajeaba mis tetas ahora con sus dos manos- Vamos, no
tengas vergüenza. Pídeme lo que quieras.
-Por favor…- le rogué. No quería decirlo en
alto. Me daba vergüenza. Yo no era para nada atrevida en este tema, era más de
las que se dejaban llevar, no las que llevaban las riendas. Louis me miró con
cara de que no pensaba hacer nada si no se lo pedía- Louis por favor te
necesito dentro ya- le dije desesperada mientras le bajaba la cremallera del
pantalón, para después bajarlos, junto a sus bóxers, con su ayuda. Su amiguito
estaba bastante contento y pedía una ayudita a gritos.
Louis me quitó rápidamente las prendas que
nos molestaban y haciendo que rodease con mis piernas su cintura, me penetró
profundamente. Solté un gemido de dolor ante la brusca embestida. Se quedó unos
segundos quieto para que mi cuerpo se acostumbrase y comenzó a penetrarme con
movimientos precisos y rápidos. Solamente se podían escuchar nuestros gemidos y
los golpes que daba mi espalda contra la pared con cada embestida. Esta cerca
del orgasmo y Louis también lo notaba, por lo que aceleró el ritmo hasta que
los dos llegamos juntos al clímax con dos sonoros gemidos.
-Te quiero- me dijo mientras me dejaba en el
suelo y me daba un ligero beso en los labios.
-Yo también te quiero.
Ya estábamos vestidos e íbamos a salir ya por
la puerta cuando noté unas arcadas. Rápidamente me dirigí por segunda vez al
retrete para dejar salir algo de mi vacio estomago.
Louis de nuevo, me sujeto el pelo y esperó a
que las malditas arcadas parasen. Cuando me levanté Louis me miraba serio. ¿Por
qué me miraba así?
-¿Desde cuándo no tienes la regla?
-¿Qué?- su pregunta me sorprendió. ¿A qué
venía eso?
-Que ¿desde cuándo no tienes el periodo?
Mi cabeza empezó a hacer cuentas y a pensar
cuando había sido la última vez que me había venido la regla. Mis cálculos me
llevaron a que hacía casi dos meses que no me llegaba. Me asuste. No podía
estar embarazada. Apenas tenía 17 años y no podía tener ya un bebé.
-Casi dos meses- le miré asustada. No sabía
qué hacer, tan solo en pensar lo que me haría mi madre si se estuviese
embarazada. ¿Y si Louis no seguiría conmigo? ¿Y si me dejaba? No podría
soportarlo.
-Vamos- me cogió de la muñeca y empezó a
correr hacia la salida de la instalación. Rápidamente me introdujo en el
asiento copiloto de su coche y se puso a
conducir como un loco. Mi mirada estaba fija en la ventana. Miraba a la gente
pasar de un lado a otro. Niños corriendo, madres hablando entre ellas.
No estaba preparada para tener un hijo. No
quería que todos mis sueños se fueran por la borda de un día para el otro.
Louis aparcó en una calle que no conocía de
nada y se bajo diciéndome un “Ahora vuelvo”. Me fijé hacia donde se dirigía y
vi que era una farmacia. Me estaba poniendo nerviosa así que puse la radio
donde se escuchaba a Maroon 5 con “One more night”. Mis manos no paraban de
juguetear con ellas. Miré la hora en el móvil y ya eran las tres y media.
¡Mierda mi madre! Seguro que estaba preocupada, se suponía que ya tendría que
estar en casa a las tres como muy tarde. Marcando rápidamente su número en mi
móvil, le avisé que Louis me había invitado a comer al Burger King y que iba
más tarde para casa.
Mi mirada se dirigió hacia la farmacia. Louis
estaba tardando demasiado en salir.
A los pocos segundos, mi querido novio salió
de esta con una bolsa en su mano. Cruzó rápidamente la calle y entró en el
coche, dejando la bolsa en la parte trasera de este. Yo solo me dedicaba a
observar sus movimientos. No me atrevía a hablar. Él debió notar mi miedo ya
que se acercó a mí depositando un beso suave y delicado en mis labios.
-Tranquila, vale- me dijo acariciándome el
pelo- pase lo que pase voy a estar junto a ti.
Sus palabras me emocionaron demasiado y me
lancé a sus brazos para darle un fuerte abrazo. Estaba feliz de tenerlo junto a
mí. De haberlo conocido. Él no era como los demás chicos, no. Él era un ángel,
mi ángel. Y en ese momento me di cuenta que lo que pasara al final del día, yo
sería feliz igualmente si él estaba a mi lado.
Fin