Baby look what you’ve done now
Baby I’ll never leave you if you keep holding me this way"
Me encontraba sola. En esa solitaria habitación oscura que tanto odiaba. Llevaba en ese lugar, varios días, semanas, meses… No estaba segura. Allí había perdido la cuenta, tiempo atrás, del día en el que nos encontrábamos. No sabía si era lunes o jueves. No sabía nada de mi familia. Nada de nada.
Todo había ocurrido un viernes. Yo salía del
instituto para dirigirme a mi casa, pero en el recorrido a esta, algo me hizo
perder el conocimiento y cuando pude despertar, me encontraba en esa
incomunicada habitación. La única ventana que esta poseía, se encontraba tapada
por trozos de madera clavados desde el exterior. La puerta estaba cerrada, ya
que más de mil veces, todos los días, intentaba abrirla sin ningún resultado.
Y después estaba él. Ese chico que poseía
unos ojos enigmáticos. Unos ojos del color esmeralda que te atrapaban
intensamente. Su pelo rizado caía por su cara debido a su largura. Sus brazos
llenos de tatuajes, me abrazaban cuando él deseaba. Él se llamaba Harry y él
fue quien me había secuestrado ese viernes frío de Diciembre.
Un ruido, me llevó completamente a la
realidad. Seguro que era Harry. Siempre venía a visitarme un par de veces y
después me dejaba completamente sola en esta deprimente habitación.
Harry entró por la puerta, con una gran
sonrisa en su rostro. Tras pasar la puerta, la cerró con seguro para impedir
que yo intentase escapar y se acercó lentamente hacia la cama. Yo no pude
evitar echarme hacia atrás, pegando mi espalda a la cabecera de la pequeña
cama.
-Hola mi niña- me dijo cuando se sentó junto
a mi lado y me acariciaba la mejilla. Yo intentaba separarme de él, pero
siempre me lo impedía.- ¿Sabes qué día es hoy?- me preguntó mientras acercaba
su cara a la mía. Yo simplemente negué mirando hacia mis manos. Era capaz de reconocer que Harry me daba un
poco de miedo, pero lo que más me asustaba, era que me estaba acostumbrando a
él, a sus abrazos y a sus besos. Y lo peor de todo es que me estaba comenzando
a gustar todo su cariño. Cuando esos pensamientos comenzaron a aparecer en mi
mente, me limité a pensar que solo estaba delirando, pero no podía de dejar de
pensar en él, en como movía sus labios al hablar, en los hoyuelos que aparecían
en sus mejillas cuando sonreía, en cómo se revolvía el pelo cuando estaba
nervioso… ¡En todo!- Hoy es mi cumpleaños- me dijo en tono alegre.
-Felicidades- le dije levantando la mirada
hacia sus ojos y en un tono demasiado bajo. Él se sorprendió tanto como yo por mis
palabras. Nunca había mencionado nada delante de él desde que me secuestró y parecía bastante contento ante mis palabras.
-Gracias mi niña- me dijo mientras me
abrazaba contra su pecho haciendo que por mi nariz ascendiese el olor de su fragancia. Harry olía entre una mezcla de menta y jabón de coco. Era una mezcla extraña, pero que raramente me
encantaba. ¡¿Por qué no pudo secuestrarme un barrigón, feo y poco atractivo?!
No quería cogerle cariño, no. Pero en el fondo sabía que sentía algo por él-
¿Quieres comer helado?- su pregunta me extrañó. Nunca me había preguntado nada,
siempre era lo que él quería. Yo solamente asentí- _____ dímelo con palabras.
Me encanta tu voz. Vamos. Por favor.
-Sí- dije solamente. Aunque no era la
respuesta que él quería, me sonrío y me agarró de la mano, para después
levantarme de la cama y comenzar a dirigirnos hasta la puerta.
Su mano apretaba la mía de forma cariñosa.
¿Cómo había llegado a esto? Se supone que tendría que estar luchando contra su
toque y no dejar que se acercara a mí, en vez de dejarle hacer todo lo que a él
le antojase. Con Harry me sentía protegida, lo que es irónico ya que él fue
capaz de secuestrarme.
Cuando llegamos a la única puerta que he
visto en mucho tiempo, Harry la abrió con una llave que luego guardó en sus
vaqueros oscuros y ajustados que abrazaban sus envidiables piernas.
Agarrando mi mano con fuerza me hizo dar un
paso hacia una especie de pasillo completamente iluminado por la luz que las
ventanas dejaban pasar. Mis ojos al no estar acostumbrados a la luz, después de
tanto tiempo a oscuras, provocó que me fuera hacia atrás, para evitar el
escozor que notaba en mis ojos. Harry al verme me agarró, evitando que me
metiese de nuevo en la habitación. Sin decir palabra me cogió en brazos y me
llevó hacia una especie de cocina muy bonita. Harry me dejó en una silla y se
acercó hacia el congelador para sacar helado de vainilla.
Mis ojos lentamente se acostumbraron a la luz
y podía apreciar por la ventana que estábamos en una casa, ya que al lado de
esta había un campo verde muy bonito. Era imposible que pudiera escapar, ya que
al no haber gente viviendo alrededor, Harry me encontraría antes de que hubiese
recorrido diez metros.
Mis ojos fueron directos hacia el rizado,
para ver lo que estaba haciendo. En sus manos tenía una tarrina grande de
helado y dos cucharillas. Se acercó rápidamente hacia la silla que se
encontraba más próxima a mí y se sentó dejando ante nosotros el apetecible
postre. Mirándome a los ojos me ofreció la cucharilla, que yo acepté, y destapo
el helado dejándome el honor de estrenarlo. Sin ninguna pizca de vergüenza metí
la cuchara y saqué un enorme trozo de helado que fue directo a mi boca. Harry
se quedó mirando fijamente hacia mi boca. Como relamía la cuchara. Cuando
estuve a punto de coger otra porción que iría directa a mi estomago, los labios
de Harry se interpusieron y chocaron fuertemente con los míos. Al principió me
quede parada, debido al shock del momento, pero no pude evitar mover mis labios
a la par de los suyos. Sin separar nuestras bocas, Harry me cogió y me colocó
sobre su regazo.
Sin previo aviso, metió su lengua para rozar
la mía desesperadamente. A mí en ese momento me dio igual que el fuese mi
secuestrador. Estaba encantada de la vida. Harry me hacía sentir bien, lo que
no debería pasar nunca y que me carcomería el resto de mi vida. Pero que culpa
tenía yo de que me gustase mi secuestrador.
Nos separamos cuando ya no quedaba aire en
nuestros pulmones y Harry colocó su frente contra la mía. En su mirada se podía
divisar devoción y admiración. ¿Eso era lo que sentía por mí? Yo necesitaba
respuestas desde que me encontraba en aquel lugar, pero que nunca fui lo
demasiado valiente para dejarlas salir. Tenía miedo de que si hablaba, Harry me
podría hacer daño. Pero con el paso de los días Harry, me ha ido demostrando
que nunca sería capaz de hacerme ni una pizca de daño, lo que me confundía más.
Si el solo quería algo conmigo ¿Por qué me secuestro? Cuando lo conocí un mes antes del secuestro, me parecio una persona agradable y que me atraía. Todo tipo de preguntas aparecían a todas
horas por mi mente. Y no podía evitarlas, sino que me pasaba bastante tiempo
intentando buscar respuestas, que nunca encontraba.
-Harry ¿te puedo hacer una pregunta?- le
pregunté sin separarme de él.
-Claro, mi niña- me respondió mientras me
acariciaba mi mejilla con posesión. Eso era lo que me daba miedo de Harry.
Había veces que me miraba como si estuviese loco.
-¿Por…- no sabía cómo preguntárselo para que
no se alterara- ¿Por qué me secuestraste?
Su expresión cambió radicalmente de felicidad
a tensión. Sus ojos dejaron de mirarme para mirar a cualquier cosa que
tuviéramos alrededor. No sabía que pensar sobre ese tipo de reacción.
-Lo hago por tu bien.
-¡¿Por mi bien?!- le pregunté exaltada. De
que iba.- ¡¿Tú estás bien de la cabeza?! ¡¿Por mi bien?! ¡Yo estaba bien con mi
familia y amigos! No contigo.
Mis últimas palabras fueron frías y
punzantes. En el fondo sabía que estas últimas palabras, no eran ciertas. Yo a
él le quería y no sabía el porqué.
-¿Eso es lo qué piensas?- me preguntó de
forma más fría todavía- Tú una zorra mentirosa ¿Enserio crees que alguno de
ellos te quería? Nadie te quiere. Nadie.
Sus palabras me llegaron al pecho como
flechas directas a mi corazón que empezaba a desangrarse. ¿Cómo podía decirme
eso? Yo a él no le había hecho nada, para que un día llegase y cambiara todos
mis planes.
Con lágrimas en los ojos me levanté de forma
rápida y comencé a correr en busca de una puerta que diese al exterior. Mis
piernas no paraban aunque mis oídos escuchasen la voz de Harry llamándome. Mis
ojos divisaron una grande puerta. Mis manos intentaron abrirla
desesperadamente, para que a los pocos segundos se abriese con un solo empujón.
Detrás de esa puerta había un grande prado que llevaba al bosque. Mis piernas
no pararon de correr aunque mis pies se estuvieran machacando con la tierra y
trozos de ramas y flores.
Pero mi recorrido no duró más, ya que me
tropecé con algo y caí de bruces al suelo. Las piernas me dolían y mi tobillo
se había torcido y me impedía poder levantarme.
Quería escapar de allí, ya que lo que antes
era una escusa para retenerme se había esfumado. Harry no me quería, estaba
obsesionado, solo eso. Antes, la idea de escapar se hacía más pequeña
cuando mi corazón comenzó a latir por él, pero ahora, sabiendo que él nunca me
había correspondido, quería desaparecer y no volver a verlo.
Mis rodillas escocían, al igual que mi
mejilla derecha. El tobillo me dolía horrores y no podía con mi alma. Lo único
que se veía era prado y prado. Nada más. Encima, hacía un frío que pelaba y yo solamente llevaba
una camiseta de tirantes junto unos vaqueros. Nada más, así que para mí era un
alivio saber que moriría de frío y no tendría que aguantar más en esta mierda
de vida.
Pero mis deseos se vieron interrumpidos, al
ser alzada en el aire y cogida como un
bebe. Harry me miraba preocupado y con los ojos llorosos.
-No quería decirte todas esas mentiras. No
quería hacerte sentir mal por mi culpa. Lo siento mucho mi vida- me dijo esas
palabras mientras me acariciaba el pelo y se dirigía de nuevo hasta la grande
casa, conmigo en brazos.
Dentro ya del salón, me colocó en el sillón,
con mucho cuidado y se dirigió a por el botiquín. Con cuidado curó cada una de
mis heridas y me vendó el tobillo con mucha delicadeza ya que yo no paraba de
llorar y quejarme cuando me lo tocaba. No le había dirigido la palabra ni una
sola vez. Si pensaba que me había creído sus mentiras iba bueno.
-_____. Te secuestré, porqué mi padre, quería
traficar contigo, para que fueses la puta de algún ricachón y él nunca acepta un no por respuesta. Yo
siempre le acompañaba para buscar chicas con potencial para el tráfico, aunque
no estuviese de acuerdo y era el encargado de que ellas me viesen como un amigo y coger confianza, pero cuando puse los ojos en ti y te conocí sabía que no podía
permitir que te llevara con él. En esos días que hablé contigo, antes del secuestro, te había cogido mucho cariño. Sabía que eras demasiado inocente para ese tipo
de trabajo y no podía soportar que otros hombres te tocasen.
-¿Alguna mentira más?- le pregunté con
ironía, ya que no me creía ni una sola palabra de las que salieron por su boca.
-Es la pura verdad _____- me dijo en un tono
serio, que aunque lo conociera poco, me indicó que él estaba diciendo la verdad.
-¿Enserio existe ese tipo de personas?- le
pregunté con cada uno de mis músculos en tensión.
-Lamentablemente si- me dijo con tristeza.
-Y ¿Tú padre no sabe dónde estás? ¿No sabe
que me tienes contigo?- le pregunté extrañada ya que nunca había escuchado otra
voz que no fuese la de Harry dentro de esta casa.
-_____ estamos en Noruega- ¿Noruega?
Espera... ¿Qué?
-¿Qué?-le pregunté exaltada.
*3 años después*
Me encontraba echada en la cama junto a
Harry. Él me acariciaba lentamente mi abultado vientre mientras le cantaba al
bebé que tendríamos dentro de unos meses.
Al final, hace tres años, detuvieron al padre
de Harry y nosotros volvimos a Londres donde después de haber estado en un
lugar desconocido en cuatro meses, volví junto a mi familia, sin decir quién me
tenía secuestrada ni porqué. La policía después de perder toda esperanza de que
yo confesase, cerraron el caso y no volvieron a aparecer. En el mes que pasamos
más en Noruega, ya que cuando fue el cumpleaños de Harry, solo habían pasado dos meses. Harry se portó genial conmigo y nunca se separaba de mí. Por lo
que empezamos una relación y ahora nos encontrábamos viviendo juntos y con un
mini Harry metido dentro de mi barriga, deseando salir al exterior.
-Harry- le llamé haciendo que levantase sus
penetrantes ojos hacia los míos- Gracias por secuestrarme.
-Te amo, mi niña- me dijo acercandose a mis labios.
-Yo más a ti- y con esas palabras nos fundimos en un beso del que nunca estariamos cansados de repetirlo.
FIN
______________________________________________________________________________
Espero que os haya gustado, aunque a mí no me termina de convencer en el fondo.
Besitoooos
_______________________________________________________________
HAPPY BIRTHDAY HAROLD!!!!
I LOVE YOU TO INFINITY AND BEYOND
Laura, yo no te juzgo pero esto es un puto truño de perro, si te dedicaras a estudiar te iria mejor en la vida, besitos :*
ResponderEliminarCada uno puede pensar lo que quiera; pero a mi no me parece que una persona sea tan dañina al hacer comentarios. Si yo fuera ella sentiría vergüenza de mi misma al escribirlos. Por ello, te animo a que sigas escribiendo ya que hay mucha gente que le gustan tus historias tanto como a mi.
ResponderEliminarDe una persona que te quiere mucho.
Ese comentario da PENA de verdad, cada uno tiene unos gustos distintos, pero es vergonzoso que la gente quiera hacer daño de esta forma tan miserable y rastrea. Bueno, desde aquí le quiero decir a esta pedazo de escritora que siga así, que escribe genial y que te quiero mucho!!
ResponderEliminarPD: muero de amor con Harry;) !!
Dios mío!!!! Me has dejado sin palabras. Laura, preciosa tienes un don para escribir, además de ser una amiga excelente. Desgraciadamente, la gente es envidiosa y le gusta hacer daño, pero te aseguro que los inmaduros que te quisieron hacer daño, lo único que quieren es burlarse de ti, para que a través de sus burlas puedan sentirse mejor con ellos mismos, y no darse cuenta de la vergüenza y pena que dan al intentar ofender a una persona que lo único que ha hecho es obrar con la libertad de la que disponen todas las personas de este mundo. Así que, con la cabeza bien alta sigue haciendo feliz a todas las personas que saben apreciar tu maravillosa personalidad
ResponderEliminar